A mi abuela Titi le gustaban las novelas. Mucho.
Podía ver varias a la vez con sólo cambiar de canal en las propagandas. (Y sin control remoto.)
Cuando la iba a visitar conversabamos sobre los personajes como si esa gente fuesen nuestros parientes, amigos, vecinos. Mi abuela vivía esos culebrones como reales. Se enojaba con la "mala" y cuando venía la escena del beso sonreía como si le pasara a ella.
Yo heredé el gusto por las novelas. Desde chica me pasa, me engancho, las espero, las consumo, de todo tipo y en varios formatos: Tele, libros, documentales...
Soy novelera.
Y si bien parece algo tan inocente, naïf, si hago un repaso a mi cotidianidad me encuentro ante la analogía de estar haciendo zapping de una escena a la otra, donde existen villanos, locos, audaces, enfermos, principes y princesas, el bien y el mal... y me aventuro a más y pareciera que me habita la necesidad de ser la heroína de alguna historia, o de imaginar a menudo desenlaces trágicos o desenvainando la espada tan Juana de Arco.
Tan sor Juana, tan Juana de Ibarbouru...
Y, aunque esto a veces es producto de un juego, de un intento de encontrar la manera de vivir más libre (qué lindo sería!) Me siento frente a la compu y leo... "La Lourdesea" ... pretensioso intento de relatar un periplo.
Saben? Mañana cumplo años, y descubro como regalo, que mi vida no es un periplo, es mucho más simple que eso.
Es un transcurrir, un sembrar, un cosechar, un tejer, un conocer, aprender y charlar, sonreir, intercambiar, soñar, estudiar y compartir.
Mi vida son mis días de sol, de humedad, de frío, de olor a comida recién hecha, a mate...
No quiero ser ninguna heroína ni villana, quiero la calma.
Porque sé que el mar se va a embravecer y va a ser inevitable.
No se puede detener, lo mismo que el tiempo,
(mañana cumplo años... de nuevo!)
La Lourdesea no es mi nombre,
ya no...
Me quedo por acá,
sigo pensando que necesito encontrar otro,
alguno más digno de mí.
PD: la imagen es de Seikilos.
Podía ver varias a la vez con sólo cambiar de canal en las propagandas. (Y sin control remoto.)
Cuando la iba a visitar conversabamos sobre los personajes como si esa gente fuesen nuestros parientes, amigos, vecinos. Mi abuela vivía esos culebrones como reales. Se enojaba con la "mala" y cuando venía la escena del beso sonreía como si le pasara a ella.
Yo heredé el gusto por las novelas. Desde chica me pasa, me engancho, las espero, las consumo, de todo tipo y en varios formatos: Tele, libros, documentales...
Soy novelera.
Y si bien parece algo tan inocente, naïf, si hago un repaso a mi cotidianidad me encuentro ante la analogía de estar haciendo zapping de una escena a la otra, donde existen villanos, locos, audaces, enfermos, principes y princesas, el bien y el mal... y me aventuro a más y pareciera que me habita la necesidad de ser la heroína de alguna historia, o de imaginar a menudo desenlaces trágicos o desenvainando la espada tan Juana de Arco.
Tan sor Juana, tan Juana de Ibarbouru...
Y, aunque esto a veces es producto de un juego, de un intento de encontrar la manera de vivir más libre (qué lindo sería!) Me siento frente a la compu y leo... "La Lourdesea" ... pretensioso intento de relatar un periplo.
Saben? Mañana cumplo años, y descubro como regalo, que mi vida no es un periplo, es mucho más simple que eso.
Es un transcurrir, un sembrar, un cosechar, un tejer, un conocer, aprender y charlar, sonreir, intercambiar, soñar, estudiar y compartir.
Mi vida son mis días de sol, de humedad, de frío, de olor a comida recién hecha, a mate...
No quiero ser ninguna heroína ni villana, quiero la calma.
Porque sé que el mar se va a embravecer y va a ser inevitable.
No se puede detener, lo mismo que el tiempo,
(mañana cumplo años... de nuevo!)
La Lourdesea no es mi nombre,
ya no...
Me quedo por acá,
sigo pensando que necesito encontrar otro,
alguno más digno de mí.
PD: la imagen es de Seikilos.
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