21 de diciembre de 2012

Qué groso escribir esta fecha...

Fecha dicha, escrita, pensada por tanta gente desde hace tantos años. Ya por ese sólo hecho sé que tiene una energía especial.

Hoy, 21 de diciembre de 2012, empieza el verano, es un solsticio y a mí los solsticios me encantan porque inauguran una temporada, nos preparan para un cambio: de piel, de ropa, nos mudamos hasta de humor.

Hoy, 21 de diciembre de 2012, baja el espíritu de la Navidad. Y espero todos los años esta fecha como una nena, porque representa un rito en el que me dedico un poquito de tiempo para desear. 

A veces escribo mi lista y a veces sólo lo hago mentalmente, pero hacer lo hago porque tengo la certeza que es un motor para mirar con esperanza el futuro. 

Algo muy curioso que me pasa es que me ayuda a "detectar" lo que realmente quiero y necesito. Y descubro que la lista no es tan larga...

Hoy, 21 de diciembre de 2012, energéticamente hay "algo", un comienzo, un despertar, unas ganas enormes de que la humanidad de un salto evolutivo y de una vez por todas nos amemos, nos respetemos y evolucionemos.

La verdad verdadera no sé muy bien de qué se trata a ciencia cierta. Pero sé que estoy en este planeta acompañada de mucha gente y que soy parte de esto.

Desde mi interior este mes fue muy complicado, muchos sentimientos feos salieron de mí.

Lloré mucho, me enojé mucho. Sentí que al final soy lo que no quiero ser o lo que tanto detesto ser y YO que hago tanto esfuerzo para no serlo...

Por suerte llegan a mis oídos voces amigas que me dicen que es necesario progresar y desafiar al destino profetizado. Que todo es día a día. Ese es mi desafío. 

Progresar ante la historia, romperla, escribir otra. Y perdonar sanando los vínculos más amorosos que me inscriben.

Todos estos pensamientos me atraviesan en esta fecha. Creo, como lo dije antes, que algo tiene, algo trae, una energía que es capaz de volarnos los techos, dejarnos sin luz y agua por 6 días, convivir a la luz de las velas con nuestra cabeza y nuestro corazón.

Este fin de semana me reuní con mis amigas en círculo y deseamos al unísono, no hacer nada. No proponernos ni objetivos, ni tareas, ni compromisos, nada de nada. Y una tormenta nos paró. La naturaleza nos dió una mano para lograrlo. Ella siempre tiene una flor para regalarnos, un brote que se asoma, un arco iris asomando después del caos...